lunes, 23 de julio de 2007

LA HERÀLDICA EN EL SIGLO XXI

La heráldica, ciencia auxiliar de la Historia, se ha utilizado como seña de identidad personal y familiar desde la Edad Media, principalmente por las clases dominantes. Nobleza, aristocrácia y los poderes castrense y religioso.Durante siglos, el uso de un escudo heráldico ligado a un apellido, tenía que irde la mano de un linaje provisto de hidalguía, nobleza o méritos, tanto militares como civiles. Cuando una familia o individuo pretendía ostentar un blasón privativo, debia hacerse acopio de todo tipo de priuebas y/o méritos que, según las autoridades competentes, les hicieran merecedores de tal privilegio. Una vez valorada la documentación y concedida la ejecutoria de armas, se debía presentar un bosquejo de blasón al Rey de Armas. (Por cierto, cargo aún existente y dependiente del Ministerio de Cultura). Éste lo estudiaba, corregía los posibles errores, lo adaptaba a la estricta normativa de la Ciencia del Blasón y le daba su plácet al peticionario.Hace tan solo unas décadas, el uso y ostentación de un blasón, ligado a un apellido, empezó a generalizarse, a ser adoptado por casi todas las capas sociales.La escasa e inconcreta legislación que existe al respecto, junto a un notable incremento del poder adquisitivo de las clases medias, actuaron como un acelerante de las ansias de “poseer” un escudo heráldico, bajo el cual, en letras de molde, figurase nuestro apellido, en la gran mayoria de los casos, huérfano de nobleza alguna.La oferta se multiplicó por todo el país. Comercios, “especialistas” de todo pelaje e incluso kioscos montados en centros comerciales y aeropuertos, nos ofrecían la posibilidad de “comprar” nuestro propio escudo de armas. Súbitamente, la mayoría de los Pérez, García, Martínez, etc., se podía cubrir de una fina (eso sí) pátina de (elíjase) nobleza, hidalguía o aristocrácia socializada. Se podía (puede) adquirir en cualquier soporte: pergamino, piedra (para el chalet o casa de campo, que haga las veces, claro, de actu
casa solar), cerámica, en un llavero, mechero, e incluso en una vajilla del CarrefourEn 1981, casi por casualidad, empecé a investigar el origen, principalmente el etimológico, de los apellidos. Después de casi 30 años dedicados a investigar, he hecho acopio de una ingente cantidad de textos, armoriales, blasonarios y tratados relacionados con la Genealogía y la Heráldica. Podría llegar a afirmar, sin temor a equivocarme, que tengo en mi biblioteca, una de las colecciones privadas de temática heráldica más completas de España. Ello debido a que, dados mis conocimientos de las lenguas inglesa y alemana, pude nutrir mi biblioteca, con numerosos tratados y armoriales de diversos paises de Europa, especialmente de Francia, Alemania y Reino Unido.En la actualidad, puedo acceder, tengo a mi alcance, información sobre el origen de cientos de miles de apellidos distintos y procedentes de la mayor parte de paises europeos. De su origen eimológico y si existe algún escudo coincidente con el apellido investigado.He de advertir, sin embargo que, no todos los apellidos “poseen” (ni por supuesto tienen adjudicado un blasó o escudo.La información o histirial que modestamente puedeo ofrecer acerca de una apellido concreto, solo puede referirse a eso: su etimología, algunos datos históricos de personas de idéntico linaje y la descripción de una blasón que, en alguna época se le hubiera adjudicado a alguna familia de igual cognomen.En resumen, mi recomendación a aquellos que deseen tener “su” escudo de armas, decorando algún prominente lugar de su hogar, tengan en cuenta todo lo aquí expuesto y lo tome como lo realmente es: una forma de llenar un pequeño hueco en la vanidad humana.Aquel ocasional lector que tuviera interés por conocer, al menos genéricamente, el origen de su linaje, puede dirigirse a lluis.asuncion@manisegur.com
O bien acudir directamente a mi despacho en Blasco Ibáñez, 2 de Manises
La primera consulta es totalmente gratuita
Si desea más información acerca de este tema:
WWW.MANISEGUR.COM

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