domingo, 8 de noviembre de 2015

VERGÜENZA NACIONAL: ESPAÑOLES (ASESINADOS) OLVIDADOS EN MAUTHAUSEN

El pasado agosto, visité, junto a un grupo de amigos, las instalaciones de lo que quedó del Campo de Exterminio de Mauthausen, ubicado en las afueras de la industriosa ciudad de Linz, en Austria. Fue un mal día. Ya a las puertas, bajo la leyenda "Arbeit macht Frei", un tropel de sentimientos y sensaciones recorrieron las partes más recónditas de mi mente. Las imágenes discurrían ante mis ojos a toda velocidad. Montañas de cadáveres desnudos, mujeres, niños, ancianos y... sobre todo una ingente cantidad de lo que alguna vez fueron seres humanos, despojados de tal condición desde el mismo momento en que les detuvo la Gestapo. En su casa, en su escondite, en el trabajo, en el colegio, la universidad. En este campo se calcula que fueron exterminados unos 240.000 seres humanos. Cada uno de esos seres humanos terminó, allí dentro del perímetro que cerraba el ignominioso lugar con sus sueños, sus amigos, su familia, su trabajo, sus aficiones... El fanatismo nazi les arrebató todo eso, junto con su propia vida. No pude contenerme y, el nudo en la garganta dio paso a un torrente de lágrimas. Alguno de los compañeros/as de viaje, apiadándose de mi, vino a abrazarme, fundiendo nuestra tristeza y dándonos consuelo mutuo. Cuando conseguí sobreponerme, mi tristeza y angustia dio paso a una creciente indignación. Me explicaré mejor. En uno de los antiguos barracones que otrora utilizaron los soldados/verdugos de las SS, anexos a las instalaciones que ocupaban los deportados, mientras esperaban su fatídico final, los administradores Campo, dispusieron una "Sala de banderas". Pueden contemplarse las enseñas de países tan exóticos como China o Nueva Zelanda. Banderas de todos los países que "aportaron" deportados a Mauthausen. Una de nuestras compañeras, dirigiéndose a un servidor mostró su extrañeza ante la ausencia de "la bandera de España". Le respondí que, a pesar de que nuestro país "aportó" más de 8.000 "hombres en edad militar", procedentes, la mayoría, de los mal llamados campos de acogida que el gobierno de Vichy, colaborador necesario del ejercito nazi, dispusieron en el sur de Francia, en abril de 1939, a fin de contener y controlar el ingente flujo de refugiados que, huyendo de la represión de los franquistas, cruzaban la frontera buscando salvar sus vidas. En algún momento entre 1941 y 1943, un pez gordo del Gobierno de Franco, su propio cuñado, Joaquín Serrano-Suñer, negoció con Petain y la Gestapo, la deportación a campos de exterminio de los hombres "en edad militar", la práctica totalidad republicanos, que estuvieran aún retenidos en esos campos de "acogida". Una cifra cercana a los 8.000 republicanos fueron, primero declarados apátridas (de este modo no podían acogerse a ningún tratado internacional que pudiera protegerles) y después trasladados e internados en Mauthausen. Casi el 80% de ellos nunca volvió a salir vivo del campo. "La razón de que aquí encontremos únicamente la Bandera de la República Española y no la del actual régimen monárquico no es otra que esta, le dije a mi amiga Alba:" NINGÚNO de los sucesivos Gobiernos que accedieron al poder desde la vuelta de la Democracia en 1977. Nadie, desde Suárez a Zapatero ni de Aznar a Felipe González, ha tenido la DECENCIA o la valentía de organizar a nivel de Estado, un acto de desagravio en Mauthausen a los cerca de 6.000 hijos de España que fueron torturados hasta la muerte en tan ignominioso lugar. Paises como Lituania, Viet-Nam, China, EEUU, la propia Alemania y un largo etcétera, así lo han ido haciendo. Alli, en la sala de Banderas y en los prados que rodean los barracones, se erigen los monolitos, placas, monumentos... memoriales con que los Gobiernos de dichos países rindieron homenaje a sus muertos por la barbarie Nazi. Desde este modesto blog, clamo, pido y exijo que, el gobierno que salga de las próximas elecciones del 20D, sea del color que sea, haga lo que hay que hacer por estos nuestros olvidados mártires republicanos que murieron defendiendo la legalidad de la República y luchando contra el Fascismo. Honor y reconocimiento. Al menos eso se merecen. No nos avergüencen ni un día más. Lluis Asunción