domingo, 22 de marzo de 2020

Covid19. Date por muerto



Covid19, déjame que te diga algo que puede que no te guste. Tienes los días contados, te lo aseguro. Hoy es el día noveno en que, por tu culpa, la mayor parte de seres humanos de este planeta, ha de recluirse y eso es porque tú, maldito cabroncete, les has impuesto un arresto domicliario, sin juicio previo y sin fecha de terminación. Eres muy pequeño, tan pequeño que, como no podemos verte, nos infectas con alevosía manifiesta y... además, te llevas por delante a un buen número de habitantes de este mundo. Y tienes los días contados porque, al menos en este pais llamado España, la inmensa mayoría de sus habitantes, lleva demostrando un nivel de civismo y solidaridad que, al menos a un servidor, que lleva mucho viajado y que, desde que en 1966, en una preciosa playa de Ibiza, una casi-niña sueca de tan solo 15 años, me dió una lección de civismo medioambiental (se diría ahora), recogiéndo la cerilla que yo acababa de tirar a la arena de aquella casi inmaculada playa, e introduciéndola en la propia cajetilla de cerillas (tiodo esto sin una sola mueca de enfado). Si me llamó a atención que, en la cajetilla de cerillas, éstas estaban dispuestas en un perfecto orden: las usadas contrapuestas a las nuevas. Fue tal la vergüenza que sentí, que nunca olvidé este episodio. Desde ese mismo día, he intentado comportarme como hizo aquella "casi-niña" y que me mostró un camino, camino que yo no sabía ni que existía. Como decía, el nivel de civismo y solidaridad que la mayoría de mis compatriotas está demostrando desde hace ya 9 largos días, me ha reconciliado, en gran parte con esos compatriotas a los que, quizás en demasiadas ocasiones, prejuzgué quizás injustamente.
Covid19, mantente alerta porque te vamos a echar de nuestras vidas, pronto, muy pronto. Y... lo haremos entre todos. A base de disciplina, solidaridad y la base principal del CIVISMO, la empatía, Ayudando a los demás, nos ayudamos a nosotros mismos. Aunque sea por un poco de egoismo #yomequedoencasa
Covid19. Ya puedes espabilar porque... estás muerto. Vamos a por tí



jueves, 12 de marzo de 2020

Moncloa... Aquí los autónomos. Tenemos un problema




Esta crisis es un

Al pequeño comercio y autónomos... si a quién corresponde, no hace algo, y pronto


Hace tan solo unos minutos, recibo un correo de la oficina de mi gestor fiscal y laboral, en el cual se especifican una serie de medidas recién (de ayer mismo) adoptadas por el Gobierno. Un farragoso texto de varias páginas que les voy a ahorrar en el texto que sigue:

Todo esto ya lo suponíamos, pero... lo que aún no nos ha dicho el Gobierno, es qué vamos a hacer, las empresas/autónomos, cuyos ingresos se reduzcan de manera drástica (como es nuestro particular caso), para poder atender el pago de los gastos fijos. Es decir: Seguridad Social, Cuota de Autónomo, IVA, impuestos directos (tasas ocupación de vía pública y otros similares), Alquileres, Suministros básicos como el agua, la luz y el teléfono. Teniendo que atender también el pago de las nóminas y otros gastos menores que ahora mismo no recuerdo. 

Hasta hoy, todas las medidas que ha tomado el Gobierno, van encaminadas a tratar de paliar el impacto de la crisis provocada por el Coronavirus, UNICAMENTE a aquellos que estén afectados, de algún modo por el virus (aún sin estar infectados), ERET, aplazamiento, no moratoria, solo aplazamiento, del pago de ciertas obligaciones para con el Estado. 

¿Sabemos si hay alguna previsión para aplicar algunas medidas que eviten el cierre de negocios, provocado (aunque de una forma indirecta) por esta crisis?  Si la reducción de ingresos, producida por la paulatina, pero inexorable baja (cuando no anulación directa de reservas, como se está YA PRODUCIENDO) de la actividad comercial, va a llevarnos a una muy delicada situación de insolvencia, en muy poco tiempo. Sería deseable, si no imprescindible que nos aclarasen qué piensan hacer para que, la falta de liquidez de estas empresas, no produzca el efecto dominó que, irremediablemente se intuye que se avecina.  
Nosotros (Restaurante), por ejemplo, desde hoy mismo, vamos a pagar solo y exclusivamente lo que sea absolutamente necesario para mantener abierta la persiana.  No nos queda otra opción (a menos que alguien me demuestre lo contrario)

Me planteo esto, hoy, día 12 de marzo de 2020

Y, ahora, ver qué es lo que pasa.  

PD Vaya por delante mi solidaridad para con los falleros/as, pero… esto (al menos para vosotros) pasará, y el año que viene, todo parecerá un mal sueño.
Lo que quedará (y va a dejar a mucha gente en la calle y sin soluciones inmediatas) es lo que seguirá al cierre masivo de comercios y negocios de todo tipo, por no poder hacer frente a los pagos que, irremediablemente, les van a seguir venciendo.

Lluis S. Asunción Martínez
Empresario Jubilado
19435175Z

miércoles, 4 de marzo de 2020

Avance Biografía Pepe Sancho


i


Pepe Sancho. Mi hermano Biografías no autorizadas (aún) ni por mí mismo
Mi vida junto a Pape Sancho. De todo un poco (o casi)

Esto, que  no pretende en absoluto, ser un exhaustivo relato de la vida de mi hermano (y, sin embargo amigo) ni de la mía propia, ésta de mucho menor interés para la mayoría de ustedes, potenciales lectores. Solo pretende ser un relato de hechos y vivencias e incluso aventuras que, a lo largo de 60 años, viví junto a Pepe. Momentos muy felices se conjugan con otros tristes, agrios e incluso en ocasiones graves y… hasta aquí, querido lector, emulando al mítico Kiko Ledgard, puedo escribir en este avance o prólogo

CAPÍTULO CERO: EL INICIO DE TODO. PARTE I
(Todo gran incendio comienza con una diminuta chispa)
Apenas despuntaba el alba de un frío y desapacible sábado, 11 de noviembre de 1944, en plena postguerra, cuando la matrona Pacita Segura, (entrañable mañica que trajo al mundo a una ingente cantidad de bebés, de varias generaciones de maniseros) llegó a la casa familiar de Rafael y Matilde, en la calle, llamada entonces (¡Cómo no!) General Sanjurjo, (hoy dedicada al Dr. Gargallo) junto a la oficina de Telégrafos de la ya ciudad de Manises. No sin ciertos problemas, debido a su desmesurado tamaño (4,7 kgs), emergió del vientre de mi madre, gracias sobre todo, a la destreza de Pacita, Pepe, (la chispa que se convertiría en uno de los mejores actores que ha tenido España) el segundo varón de la serie de tres y que finalizaría con la llegada, casi cuatro años después del que esto suscribe. Mi hermana Matilde aún tendría que tardar otros cinco años, es decir, en 1953.
La verdad es que ninguno de nosotros nació “entre algodones”. Desde muy niños, quizá demasiado pronto, tuvimos que espabilar y… sobre todo, tratar de encontrar el camino que, ni siquiera sabíamos que existía camino alguno ni (aún) una meta que perseguir Qué poco podía nadie imaginar el futuro que esperaba a Pepe.
En aquellos años de la interminable posguerra y más interminable aún escasez, incluso de lo más primario: pan blanco, combustible para cocinar, materia prima para alimentar los, también escasos medios a los que teníamos alcance para tratar de mitigar el intenso frío del invierno que, aunque corto, nos “regalaba” unos molestísimos sabañones y nos obligaba a salir a las fábricas de cerámica, a mendigar unos cubos o barreños metálicos llenos de ascuas, extraídas de los vetustos y cuasi medievales hornos o mufles que salpicaban las calles de Manises, mi pueblo y cuyas chimeneas liberaban unas columnas de negro humo, visibles desde muchos kilómetros. Esto motivó que los habitantes de nuestros pueblos vecinos nos aplicaran el mote de fumats.
Este era, para muchas familias de Manises, el sombrío y triste panorama que aguardaba a sus hijos, especialmente los nacidos entre los 40 y los 60. Si, además pertenecías a una de las familias perdedoras de la mal bautizada guerra  civil, la cosa empeoraba considerablemente. Hubo un tiempo, que nunca debió existir y mucho menos permitirse, que el odio y la arbitrariedad, con la que actuaron, algunos ganadores de la guerra,  extendiendo, a modo de castigo y durante años, a los hijos y nietos de los vencidos, la condición de eso, de hijos y nietos de desafectos al Régimen. Eso, que hoy muchos van a considerar exagerado, llevó al extremo de negar, ya entrados los años 60, una beca de estudios a un muchacho de 20 años, por “ser hijo y nieto de rojos”. Así eran en esos sombríos años algunas cosas que nos tocó vivir y que, deberían hacer pensar un poco a muchos de los nostálgicos de aquella época y que ahora pretenden ensalzar, en nombre de La Patria. Los que sufrieron esos tiempos, saben que no exagero ni un ápice.
Con todo lo expuesto hasta ahora, poco podría extrañar que el futuro de muchos de los que crecimos en esas circunstancias, no fuese muy halagüeño y, por ende bastante proclive a que nos convirtiéramos en “carne de peón” como mano de obra casi esclava en la producción de cerámica y con bastantes probabilidades de caer (era, en principio un camino fácil) en la delincuencia. Y eso que la droga aún no había hecho acto de presencia (si casi no había para comer…) en las calles, como sí ocurrió a finales de los 70 e inicio de los 80. El nivel de prioridades estaba cambiando y ya había un mayor poder adquisitivo entre los jóvenes.
Pero… volvamos a noviembre de 1944. Al futuro y celebrado actor, nacido en una modestísima casa del casco antiguo de Manises, le quedaba un largo trecho, erizado de obstáculos hasta llegar a su debut cinematográfico, en la película “Jugando a Morir”, que narraba los inicios del torero Blas Romero El Platanito, en un papel co-protagonista,  junto a Ismael Merlo,  Alicia Hermida y Luis Barbero, que pasó sin pena ni gloria por las carteleras españolas. Su debut teatral en Madrid, la Capital, le llego con la obra OK, del chileno Isaac Chocron, compartiendo cartel y escenario con Ana Mariscal y María Asquerino, en 1969, con apenas 25 años.

PRONTO: II PARTE DEL CAPÍTULO 0