viernes, 8 de mayo de 2020

Jaque Mate Capítulo XXV Parte Dos

Abuelos y Bisabuelos de Lluis Sáyago

Pasaron las semanas y los meses y… no había indicios de que se hubiesen hallado los restos de los tres matones. El período de instrucción estaba por terminar y pronto tendría que incorporarse a su nueva Unidad.  Tenía que pensar cómo salir de aquello y pronto
Unos días después, a mediados de abril, el camión de los suministros, le traería el pretexto real para salir de la unidad, antes incluso de incorporarse.
El teniente Zorío, le había dejado un inesperado “regalo” póstumo. Días antes del “incidente”, había enviado a sus jefes de Inteligencia Militar, un exhaustivo informe “político-social” acerca del “recluta” Lluís Sáyago, recomendando encarecidamente que no se le permitiera incorporarse a la secreta Unidad. “Dados sus antecedentes familiares y aunque “oficialmente” no se ha podido constatar que esté afiliado a algún grupo político clandestino, su pertenencia a una Unidad como esta, podría poner en peligro las misiones de contraespionaje que pudieran encomendársele en un futuro”. Concluía el informe.
Sobre la cubierta de la carpeta, figuraba la leyenda: Licenciar sin honores
Durante el último año y medio, Lluís había asistido a cursos intensivos de inglés y alemán. Impartidos por profesores nativos en el propio Campo de Entrenamiento y por el método de inmersión. Su aprendizaje fue rápido y eficaz.
Pensó que esos conocimientos podrían serle útiles profesionalmente. Y así fue, aunque no como él había pensado.
Con lo ahorrado mientras permanecía en el Campo de Entrenamiento, se matriculó en una academia de idiomas en Valencia y en otra de Técnico en Turismo. Amplió sus ya vastos conocimientos de inglés y alemán y decidió probar suerte en Ibiza
En abril de 1971, tomó un barco de pasajeros rumbo a la Isla. Alquiló un Seat 600 en una oficina de alquiler, cercana a los muelles y salió hacia el pequeño pueblo de Sant Antoni Abad, en el otro extremo de la Isla. Le habían informado que, dado que la temporada estaba a punto de empezar, ese era el lugar ideal para encontrar trabajo.
Tras casi tres días de infructuosa búsqueda, una tarde, exhausto, tanto o más que sus ahorros, recaló en un local del centro de Sant Antoni, llamado “El Pescador”, subtitulado como “Fish & Chips”, pidió una cerveza y unas patatas fritas y se sentó en la barra, un tanto decepcionado por su escaso éxito en la, aparentemente fácil búsqueda de empleo. Minutos después entró en el local un hombre de unos 50 años, alto y con una densa y canosa melena un tanto descuidada. Como no había más clientes, se acercó a Lluís, le preguntó si hablaba inglés y… “Si, y… además estoy buscando trabajo”, le respondió al británico. Lo que vino después cambiaría el destino de Lluís para todo el resto de su vida.
El británico, que resultó ser el propietario del lugar, dijo llamarse Jack Neckermann, y tras tres o cuatro cervezas adicionales, puso sobre la mesa una oferta de trabajo que, dadas las circunstancias, para Lluís era irrechazable.
Tan solo unos días después, Lluís habíase ganado la entera confianza de Jack y la de su esposa Maureen. Estos le alojaron en su propia casa y, le encomendaron la dirección del pequeño restaurante, al que entraban casi exclusivamente jubilados y excombatientes de la II Guerra Mundial, algunos de ellos, ex colegas de Jack, todos ellos británicos. Era como estar en un pueblo del sur del Reino Unido, solo que, con mucho mejor clima y mucho más divertido.
Fue tal el nexo de unión entre el matrimonio inglés y Lluís Sáyago que, a las pocas semanas, comenzaron a compartir secretos y avatares de sus vidas
Jack Neckermann estaba oficialmente en situación de “pre-jubilado”. Había sido (era) miembro del MI6 británico y mantenía muchos contactos de su antiguo trabajo. Aunque, por supuesto había contado a Lluís sólo lo que le pareció suficiente…
En el mes de julio de ese mismo 1971. Jack citó a Lluís en su casa a una hora inusual. A las 08:00. “Tenemos que hablar”. Le dijo un tanto misterioso. Lluís, extrañado, (pensó que había pasado algo grave y que le iba a despedir o a cerrar el local) se levantó para estar a punto a la hora señalada.
Maureen estaba en la cocina y había preparado un típico desayuno británico. Café, Bacon, huevos, judías pintas, tomates hervidos y salchichas “big bangers”.
Se sentaron a la mesa y Jack empezó a hablar a un Lluís al que se le abrían desmesuradamente los ojos ante lo que escuchaba
Jack empezó a hablar: “Vas a tener, si aceptas, un trabajo nuevo, algo más peligroso y, por supuesto mucho mejor pagado. He hablado con el MI6, les he informado de tu preparación en el ejército de España. De tus conocimientos lingüísticos y, en fin, te he “vendido” bien”
Lluís no daba crédito a lo que estaba escuchando. ¿Le iban a proponer entrar en el MI6?, ¿en el legendario MI6? ¿Uno de los servicios secretos más importantes del mundo? ¿Dónde estaba el truco?
Jack prosiguió: “Si aceptas, -repitió-, tendrás que irte casi de inmediato a un centro de entrenamiento en el norte de Escocia. Pasarás una larga temporada ampliando y perfeccionando lo que iniciaste en esa secreta Unidad de Intervención, del Ejército español” 
La emoción, mezclada con una buena porción de ansiedad, embriagaba la mente de Lluís. “Otra vez a los entrenamientos”, pensó
Una vez trasegado el desayuno, se montaron en un viejo MG rojo, propiedad de Jack y que se había traído hacía unos años desde Inglaterra y que, curiosamente aún tenía el volante a la derecha.
Jack: Vamos al aeropuerto a recoger a dos personas, antiguos colegas míos. Son los que te harán la entrevista de la que dependerá si te admiten, siempre de un modo provisional, en la organización.
Lluís: (utilizando su mejor inglés) Jack, no entiendo. ¿Porqué yo? Seguro que en el Reino Unido tenéis muchísima gente con más y mejor preparación y experiencia.
Jack: Esos son dos de los principales valores que, para nosotros tienes, aparte de tu entrenamiento militar, que hemos constatado que ha sido de muy alto nivel
Eres nuevo en esto. Nadie te conoce y… vienes de un país del que nadie sospecharía que se te pudiera utilizar para la misión que se te pretende encomendar. Eres la tapadera perfecta. Ya verás como lo entiendes. Geoffrey y Kevin te darán todos los detalles, si te consideran (que estoy seguro que lo harán) adecuado para la misión.
Aparcaron el MG en el aparcamiento del entonces aún pequeño aeropuerto de Ibiza y entraron, dirigiéndose a la puerta de llegadas. Los controles de seguridad de los aeropuertos de la época, escandalizarían en la actualidad hasta a los empleados de la cafetería. Simplemente no existían
Tras esperar unos minutos, aparecieron los dos hombres. No podían llevar una vestimenta menos apropiada, si trataban de pasar desapercibidos. Traje oscuro, camisa blanca, corbata anodina, zapatos negros y gafas de sol. La temperatura en la vieja terminal alcanzaba los 33 grados. Al acercarse se les podía ver sudar como cerdos.
Sofocados y sudorosos, Geoffrey y Kevin saludaron a Jack, en primer lugar y este hizo la introducción de su “pupilo” a los dos agentes. Los cuatro se dirigieron hacia la salida, Jack pidió un Taxi (no quería usar su coche para llevar a esta gente) y le ordenaron ir a un hotel cercano.
Los dos hombres, que se estaban ahogando de calor, querían terminar pronto, por lo tanto fueron al grano.
Geoffrey: “El informe que nos ha hecho llegar Jack te pone en un buen lugar y estamos dispuestos a darte la oportunidad de que ingreses en nuestra organización. No obstante, antes, tendrás que someterte a un entrenamiento específico de, al menos un año, en un lugar muy especial. Allí perfeccionarás lo que se supone que ya sabes: Manejo de armas, buceo, saltos en paracaídas, escalada… en fin todo tipo de actividades físicas que te mantendrán en forma. Pondremos especial énfasis en los idiomas, especialmente en el alemán”.
--“Dada la confianza que Jack ha depositado en mí, a pesar del poco tiempo que nos conocemos, ya tengo tomada la decisión de aceptar el trabajo. Estoy dispuesto a pasar por ese durísimo entrenamiento. Tendrían que haber estado un solo día en el Campo de los Pirineos”, dijo, con un puntito de arrogancia
Le hicieron una especie de interrogatorio en el que, Geoffrey hacía de poli bueno y Kevin de poli malo. Hacían preguntas aleatorias y de diversos temas. Querían comprobar la capacidad de Lluís en entender y en la rapidez de las respuestas. Puro trámite, pensó Lluís
Hablaron de la documentación que había que “adecuar” a fin de que Lluís pudiera entrar en el Reino Unido, como un “autentico ciudadano” británico y, tras haber tomado unos refrescos, los cuatro salieron, tomaron otro taxi y regresaron al aeropuerto. Había sido una visita de puro trámite. Querían conocerle en persona y observar en directo, sus reacciones. Era perfecto, para sus propósitos. Uno de los agentes, extrajo una cámara de su maletín y le hizo unas cuantas fotos al nuevo “recluta”
Tan solo dos semanas más tarde, a finales de julio, Jack Neckermann recibió un paquete procedente de una oficina de viajes ubicada en Londres y que, a pesar de su hispano nombre, Viajes Isla Blanca, era una empresa británica, utilizada por el MI6 para transmitir y recibir información a su agente (durmiente), Jack Neckermann.
El paquete contenía unas precisas instrucciones para el traslado de Lluís a Escocia, un pasaporte británico,  a nombre de Rowan Spencer, de Fareham, Hampshire, un dossier con los datos del verdadero Rowan Spencer, de 23 años, desaparecido recientemente mientras escalaba uno de los “ochomil” del Himalaya, con la recomendación de   que se aprendiese de memoria todos los detalles. Podría necesitarlos. (En los años 70, entrar en el Reino Unido con un pasaporte español era solo posible hacerlo como turista y por un corto plazo. Pensaron que como ciudadano británico, pasaría totalmente desapercibido). Unos cientos de libras esterlinas y un receptor de mensajes de última generación. Una especie de precursor del ahora tan familiar teléfono móvil. No mayor que una cajetilla de cigarrillos, de hecho cabía dentro de una de esas cajetillas. Al recibir un mensaje, el dispositivo emitía un agudo “bip” y su diminuta pantalla mostraba, mediante una parpadeante luz verde, un número al que el agente debía llamar lo antes posible.
Saldría de Ibiza, el 1º de agosto, mezclado entre el numeroso contingente de turistas que vuelven a casa en esas fechas, en un vuelo directo a Glasgow.
El día señalado y, tras haber estudiado a fondo los datos de su nueva “identidad”, Lluís (Rowan) se dispuso a partir hacia el aeropuerto.  Maureen había preparado un suculento desayuno. Los tres se sentaron a la mesa y  casi en silencio, terminaron el desayuno. Jack cogió las llaves de su viejo MG y una bolsa de viaje de Lluís y se encaminó a la puerta. Lluís dio un beso a Maureen, asió su petate, que conservaba de su época militar y se unió a Jack, su mentor en el MI6. Se habían tomado afecto y… tardarían bastante en volverse a ver.
Aeropuerto de Glasgow, 1º de agosto, 16:00 horas.
Tras pasar el control de la aduana, Lluís observó a un hombre joven que sostenía en su mano un cartón con su nuevo nombre “Rowan Spencer”. Se acercó a él y… casi sin cruzar palabra, éste le indicó que le siguiera. Dando largas zancadas, se dirigieron a un cercano hangar. Un soldado uniformado saludó con desgana y les franqueó el paso al interior.
Minutos después, un viejo C47 Skytrain, de origen estadounidense y utilizado por el Ministerio de Defensa Británico desde 1946 para diversos fines, especialmente para el transporte de pequeños contingentes de tropas, salía del hangar, pilotado por el mismo joven que había llevado hasta allí a Rowan y enfilaba su morro hacia una pista secundaria. Su destino, un remoto aeródromo al norte de Escocia llamado Milltown.
En aquellas fechas, el pequeño aeródromo era de uso exclusivo de la RAF, (Royal Air Force). Se construyó en 1941 como base de apoyo a los bombarderos de la RAF, en su ruta al Continente. En 1977 se cerró al tráfico y actualmente pertenece al Ministerio de Defensa, que lo utiliza como una base de transmisiones.
Tras un vuelo de casi tres horas , el viejo  C47 Skytrain, aterrizaba en una de las tres pistas del pequeño aeródromo. Eran casi las ocho de la tarde y Rowan estaba exhausto y hambriento.
Apenas bajaron por la escalerilla del viejo aparato, un Jeep se les acercó, indicándoles que subieran, partiendo de inmediato hacia la cercana población de Cullen. Las modestas instalaciones que el MI6 tenía camufladas a las afueras de Cullen bajo la apariencia de un pequeño acuartelamiento, llamaban a engaño. En realidad se trataba de una de las más modernas y avanzadas bases de entrenamiento de las que poseía el Servicio de Inteligencia Británico. En el subsuelo del aparente acuartelamiento, se hallaba todo un conjunto de instalaciones diseñadas para albergar a unas decenas de “reclutas” que, durante un periodo de duración aleatorio, en función de la misión asignada, debían permanecer recluidos casi en total aislamiento.
Lluís fue conducido, en primer lugar a la cantina y, tras reponer fuerzas, le acomodaron en una habitación que, aunque disponía de 4 camas, le fue asignada sólo para él. Minutos después dormía como un oso en invierno.
A la mañana siguiente, tras un copioso desayuno, fue recibido por Ralph Moorehead, comandante de la Base. Le esperaban varios meses de duro entrenamiento.
La mañana del día 4 de abril del año siguiente, tras casi nueve meses de permanencia en la remota base, se le comunicó que hiciese su petate. Hoy mismo dejaría la base.
John Blythe, Jefe de Operaciones de Contraespionaje para la Europa Continental, le esperaba en el despacho del comandante Moorehead.
Fueron directamente al grano. Las calificaciones obtenidas no dejaban lugar a dudas, Lluís era el candidato óptimo para la misión. 
¿Conoce usted la existencia de la organización nazi ODESSA?.
Por supuesto. Respondió Lluís
¡Bien! Prosiguió Blythe. “Tenemos informes bastante veraces de que se ha creado una ramificación de dicha organización, con unos objetivos que, al parecer nada tienen que ver con los de ODESSA, es decir, con la de proteger y ayudar a fugitivos oficiales y políticos del extinto III Reich. Buscándoles refugio seguro en España, Uruguay, Argentina, Brasil, etc. Queremos averiguar cuáles son sus reales propósitos y objetivos. Nuestros agentes en la República Federal Alemana, nos han proporcionado ciertos datos acerca de uno de los impulsores y dirigentes de esa nueva rama o fracción de ODESSA. Su nombre es Kurt Vogel, ex oficial de la Wehrmacht y ferviente defensor del ideario Nacionalsocialista. Aunque es un anciano, sabemos que maneja  los hilos de esta nueva división de ODESSA. Pero… poco más”
“Todo intento de infiltrar a algún agente nuestro en la ultrasecreta organización, ha fracasado o… no consigue acercarse lo suficiente a los miembros de la cúpula. Y… el reloj avanza”.
Lluís se removía en su asiento, un tanto inquieto. No acababa de ver dónde encajaba él en todo este asunto.
Como si le hubiesen leído la mente, John Blythe prosiguió: “Y es aquí donde entra usted. Hemos estudiado a fondo su perfil y… creemos que es el idóneo para que podamos alcanzar nuestro objetivo: descubrir quién está detrás de esa organización y, sobre todo cuales son sus propósitos y objetivos”.
“El veterano Jack Neckermann nos ha informado cumplidamente de su preparación y conocimientos y… dada su experiencia en relacionarse con los turistas, especialmente del sexo femenino, creemos no le será difícil establecer un primer contacto con nuestro primer objetivo: La nieta del mismísimo Kurt Vogel. Sabine Vogel”
Lluís, que  no acababa de entender a Blythe, trató de intervenir, pero… Blythe levantó la mano, pidiéndole paciencia y prosiguió: “Sabine es, además de nieta de Kurt Vogel y a pesar de su juventud, una reputada periodista de Investigación del periódico local Hamburger Abendblatt. También sabemos que no simpatiza en absoluto con las ideas de su abuelo, más bien lo contrario. No obstante, mantiene una relación cordial con sus abuelos. Hecho este imprescindible para que pueda usted alcanzar su segundo objetivo: Kurt Vogel. Necesitamos saber todo sobre él. Quiénes son sus compañeros de armas en esta nueva rama de ODESSA y, por encima de todo, qué es lo que pretenden. Es vital que se introduzca usted en esa familia”
Blythe tomó un poco de aire y, sin dar tiempo (aún) a que Lluís hiciera preguntas, siguió con su exposición.
“Sabine Vogel lleva ya dos años pasando sus vacaciones, precisamente en San Antonio de Ibiza, y siempre en el mes de Julio. Nuestro contacto en Hamburgo nos acaba de informar que hace tan solo unos días, la srta. Vogel ya ha reservado habitación en un hotel (el mismo que ocupó el año  el pasado y el anterior) para mediados de julio.”
“Volverá usted a Ibiza, trabajará de nuevo para Jack Neckermann y… esperará la llegada a la isla de Sabine Vogel. Sígala, observe sus costumbres, lugares que frecuente, hágase el encontradizo (por lo que sé no creo que eso vaya a ser un problema para usted), conquístela, haga que le invite a visitarla en Alemania. Tiene que entrar en su vida. De ese modo, nadie, nunca va a sospechar ni remotamente cual es su objetivo. ¿Un simple camarero español que tiene una aventura veraniega con una hermosa y culta mujer alemana?. Como cientos de casos, nada remarcable”.
“Informará directamente a través de nuestra oficina de Londres, y lo hará de manera puntual cada vez que se produzca algún avance en su investigación”. No llame si no tiene nada relevante que comunicar”.  En cuanto consiga llegar a Alemania, deberá usted actuar como la persona que se mostró ante Sabine Vogel, es decir, no sabe alemán y es un tipo corriente. Trate de no destacar y no muestre lo que aprendió aquí, a menos que… sea cosa de vida o muerte”
Lluís procesaba la información recibida a toda velocidad. Tendría que emplearse a fondo para tratar de captar la atención de su primer objetivo: Sabine Vogel. ¿Cómo sería la mujer? ¿Qué aspecto tenía?
Blythe: ¿Alguna pregunta?. Agente Spencer. ¿Alguna pregunta?.
Lluís, absorto en el proceso de asimilación de la Ingente cantidad de información recibida, no había escuchado la pregunta que, por dos veces le había hecho Blythe.
Lluís: Si, claro. ¿Cómo reconoceré a Sabine?. ¿Qué hago si me rechaza, si mi aspecto no le atrae?, Si…
Blythe: Aunque no creo que eso ocurra, no se preocupe. Prepararemos algo para que ella le vea como a un héroe. No sé, un atraco o asalto que usted abortará, salvando a la chica de los malos.
Eso no falla nunca, concluyó Blythe, extendiendo la mano con la que asía una fotografía (mala) en color de la cara de Sabine Vogel. Lluís abrió los ojos desmesuradamente y trató de disimular, sin éxito, la grata impresión que le causó ver a la mujer de la foto. Inmediatamente quedó prendado de aquellos ojos de un intenso azul marino.


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