Jaque Mate Capítulo XVII
Vistas desde la casa de los Küpfer, Wnns, Tirol
21 de Septiembre de 1972
En el número 8 de la casa de la calle Auf dem Hirschberg, de las afueras de
Bonn, todo estaba a punto.
Heinz y Armin ya habían transmitido su informe a
Otto (que no había prestado la menor atención). Por el contrario, urgió a Heinz
a que hiciera su trabajo. Iban a enviarle un “recadito” al comisario Klaus
Wiese.
Heinz dispuso cuidadosamente su instrumental sobre la misma mesa en la que se celebraban las
reuniones de los artífices de la operación Neuestrojanpferdes.
Se enfundó unos guantes de látex, sacó una cinta de
casete y la introdujo en el equipo de música que había en un mueble arrimado a
la pared. Las primeras notas de Va
Pensiero, de la ópera Nabucco, sonaron de inmediato. Era una versión del
Coro del Metropolitan Opera House de Nueva York.
Inga, atada a una silla y amordazada, observaba
aterrada los movimientos de Heinz. El albino, conocedor del ritual del
psicópata, ya había conectado la plancha y
permanecía de pié junto a la silla, con el rostro cerúleo y mirada
gélida de reptil.
Heinz que, desde que secuestraron a Inga, había
estado esperando este momento, se percató de que la chica llevaba desabotonada
parte de su blusa, dejando entrever sus preciosos y generosos pechos. (En los
setenta muchas jóvenes seguían la moda de no usar sujetador). Tuvo una
inmediata erección y… por un momento pensó… (Desechando la idea de inmediato).
Hacía años que, debido a una herida de guerra, su pene no había podido
experimentar un solo orgasmo) en poseer aquel joven y esplendido cuerpo.
Se paró ante el desplegado
paño sobre el que descansaban sus herramientas de trabajo, escogió un pequeño
serrucho quirúrgico de acero inoxidable y se dio la vuelta dando dos pasos
hacia la aterrorizada Inga.
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