lunes, 27 de abril de 2020

Jaque Mate Capítulo XVII

Vistas desde la casa de los Küpfer, Wnns, Tirol

21 de Septiembre de 1972

En el número 8 de la casa de la calle Auf dem Hirschberg, de las afueras de Bonn, todo estaba a punto.
Heinz y Armin ya habían transmitido su informe a Otto (que no había prestado la menor atención). Por el contrario, urgió a Heinz a que hiciera su trabajo. Iban a enviarle un “recadito” al comisario Klaus Wiese.

Heinz dispuso cuidadosamente su instrumental sobre la misma mesa en la que se celebraban las reuniones de los artífices de la operación Neuestrojanpferdes.
Se enfundó unos guantes de látex, sacó una cinta de casete y la introdujo en el equipo de música que había en un mueble arrimado a la pared. Las primeras notas de Va Pensiero, de la ópera Nabucco, sonaron de inmediato. Era una versión del Coro del Metropolitan Opera House de Nueva York.
Inga, atada a una silla y amordazada, observaba aterrada los movimientos de Heinz. El albino, conocedor del ritual del psicópata, ya había conectado la plancha y  permanecía de pié junto a la silla, con el rostro cerúleo y mirada gélida de reptil.
Heinz que, desde que secuestraron a Inga, había estado esperando este momento, se percató de que la chica llevaba desabotonada parte de su blusa, dejando entrever sus preciosos y generosos pechos. (En los setenta muchas jóvenes seguían la moda de no usar sujetador). Tuvo una inmediata erección y… por un momento pensó… (Desechando la idea de inmediato). Hacía años que, debido a una herida de guerra, su pene no había podido experimentar un solo orgasmo) en poseer aquel joven y esplendido cuerpo.
Se paró ante el desplegado paño sobre el que descansaban sus herramientas de trabajo, escogió un pequeño serrucho quirúrgico de acero inoxidable y se dio la vuelta dando dos pasos hacia la aterrorizada Inga.

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