Jaque Mate Capítulo XIX
Hotel Piztalerhof, Wenns, Tirol
Capítulo XIX
A mediados de abril de 1945, la mansión
de los Vogel, en Oldenburg se encontraba casi desierta. Kurt había sido herido un
mes antes en el frente oriental y se encontraba convaleciente en casa y cuidado
únicamente por su altiva esposa. El servicio había abandonado la casa hacía
días, regresando a sus lugares de origen. Los Aliados avanzaban rápidamente
desde el sur y el oeste y no tardarían mucho en ocupar toda la Frisia
Occidental. Bremen fue ocupada el 25 de abril.
Un soldado tiró de la cadena que hacía
sonar la campana en el interior de la casa. Gisela oteó el frente de la puerta
principal, apartando ligeramente las cortinas de una ventana de la primera
planta. Al reconocer el uniforme de la Wehrmacht se tranquilizó un poco y
corrió presta a abrir. Los Aliados estarían allí muy pronto.
El soldado se cuadró y pidió ver al
comandante Kurt Vogel.
Gisela le hizo pasar al despacho del
militar. Un minuto después, Kurt apareció por la puerta que daba al
salón-comedor. El soldado, saludó llevándose la mano al casco, al tiempo que
daba un sonoro taconazo. De una bolsa de piel que llevaba colgada sobre el
hombro, extrajo un sobre lacrado y se lo entregó a Kurt Vogel en mano,
cumpliendo así una orden estricta de su superior. Sobre el lacre se había
estampado una esvástica y en el remite, solo las letras G.B.
En el interior del sobre, había una
misiva con instrucciones concretas para su inmediata evacuación del país, dos
pasaportes a nombre de Lars y Sonja Skargard, ciudadanos suecos. Tenían que
preparar un ligero equipaje y estar listos. En un par de horas un vehículo
pasaría a recogerles a ambos. Un barco pesquero de bandera sueca, el Älsvorg, les recogería en el puerto de Carolinensiel, frente a las islas de la
costa norte de Frisia y les llevaría al puerto islandés de Vopnajordur, en la
solitaria costa oriental de Islandia. Gente de ODESSA, les recogería en el
embarcadero y les conduciría a la Pensión Mávalíd. Allí tendrían que residir
hasta que recibiesen nuevas instrucciones.
En una nota adjunta, se podía leer el
siguiente texto: “Querido Kurt, como puedes comprobar, parte de los planes que
trazamos hace ya casi un año, cuando, viendo el curso que estaba tomando la
guerra, unos cuantos de nosotros empezamos a prepararnos para trabajar por el
futuro del Reich, están dando sus frutos. Nuestra organización preservará lo
mejor de la raza aria y la preparará para el advenimiento del IV Reich, que
surja de las cenizas de Alemania.”
Debéis salir inmediatamente del país.
Las cosas se están precipitando y la guerra terminará muy pronto. Tanto los
rusos como los Aliados no se van a
quedar con los brazos cruzados. Especialmente con los altos cargos políticos y
la cúpula de las Fuerzas Armadas. La Organización cuidará de nosotros y… del
futuro de Alemania
Hace ya más de dos años que me contaste
que, debido al cáncer que padeció la esposa de tu hijo, no van a poder tener
descendencia.
Antes de embarcar en el pesquero, el
coche se detendrá en Aurich. Allí hay una institución muy especial, la III Reich Sonderwaisenhaus, como también
es especial lo que os entregarán allí. Es un regalo de la Organización para tu
hijo y tu nuera.
Desde que los bombarderos aliados
destruyeron las instalaciones de BAYER, en Leverküsen, todos los técnicos que
sobrevivieron, entre ellos Helmut, fueron trasladados a los bunkers (ahora
vacíos e inútiles, ya que no quedan casi submarinos) que la marina construyó en
Cuxhaven, cerca de una base secreta de
V1 y V2. No muy lejos de vuestro punto de embarque
Ante la
inminente llegada de los británicos y americanos, los bunkers de
submarinos y la base de V1 y V2, van a ser minadas y destruidas esta misma
semana.
Me he permitido enviar a tu hijo un mensaje en
tu nombre y cuando lleguéis al orfanato de
Aurich, probablemente Helmut y Frida ya estarán allí. Hay unas dos horas
de camino desde Cuxhaven.
La
dirección de la institución, ha
procedido a eliminar toda traza
del verdadero origen y propósito del la III
Reich Sonderwaisenhaus. Tras los cambios tendrá la apariencia de un
orfanato ordinario. La guerra ha dejado a muchísimos niños sin padres. Los
Aliados no sospecharán nada. Es más, puede que incluso adopten a alguno de los críos
que aún quedarán allí cuando lleguen sus tropas.
Gerhardt
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