domingo, 12 de abril de 2020

Jaque Mate Capítulo IV




CAPÍTULO IV



Wenns, Tirol. 19 de septiembre. El verano tocaba a su fin… Llevaban en aquella cabaña casi dos meses. En todo este tiempo, Sabine había hablado con el comisario Wiese, solo cuatro veces. En dos ocasiones había comunicado con Inga y en otras dos o tres veces, con el jefe de redacción del periódico. Este se mostró muy airado y amenazó con despedirla si no informaba en breve de los frutos de la investigación, del supuesto trabajo de campo e investigación en las fábricas de automóviles de BMW y Mercedes Benz, donde supuestamente tenía un trabajo de incógnito, enfatizando en que le informase de su paradero. De vez en cuando, llamaba también a su padre, aunque sin desvelarle que estaban en la cabaña. Nada parecía indicar que alguien hubiese estado investigando su paradero, en el entorno cercano a Sabine, aún así…, se mantenían alerta.
El análisis de la documentación que desvelaba la operación NEUESTROJANPFERDES, resultó más complicado de lo esperado ya que los documentos más importantes, estaban encriptados. Se había utilizado un complicado sistema de encriptado, basado en la máquina de cifrado Lorenz*.

Afortunadamente, el anónimo informante, había incluido en la documentación, una hoja con las instrucciones básicas para el descifrado y una Schablone —plantilla—, sin la cual, la información no servía de nada, a menos claro que se tuviese a mano una de las ocho máquinas Lorenz, que, años atrás, encargó la Inteligencia del Reich. Aún así, Sabine había conseguido extraer un listado de más de 100 nombres, todos ellos empleados como ayudantes de dirección, adjuntos, vicepresidentes, etc. Sin excepción, todos ubicados tan solo a un paso de alcanzar un cargo decisorio, cargos a los que, con una eficiente coordinación prusiana, podrían acceder cientos, puede que miles de adoctrinados fanáticos nazis, así, de la noche a la mañana y a lo largo y ancho de toda la República Federal. Esta acción, de llevarse a cabo como se vislumbraba en la documentación que Sabine llevaba analizando desde hacía casi dos meses en aquella idílica cabaña, que parecía extraída del cuento de Heidi, podría desembocar en un “incruento”, rápido y eficaz golpe de estado. Faltaba saber la fecha del inicio de la operación
Mientras Sabine se pasaba las horas analizando los microfilmes, Lluís tuvo tiempo de estudiar algo de alemán, asistiendo a una escuela de adultos que había en la cercana población de Jerzens. Además, trasteando con el mapa y con un par de volúmenes sobre setas que le había prestado Gisela, se había convertido en un experto micólogo. Había hecho un sinfín de escapadas a través de las decenas de senderos que comunicaban entre sí los pueblos, aldeas y granjas del valle Pitztal y del vecino Öztal. Había tantas clases de setas que tuvo que saber discernir entre las que estaban deliciosamente sabrosas, como las Pfifferlingen y de las que convenía permanecer apartado. En casa de Gisela, junto al retrato de su difunto marido, había un rótulo, enmarcado con la leyenda: “Todas las setas son comestibles… al menos una vez”. En letras que Gisela había bordado hacía ya muchos años. Tomando prestados sus libros de setas, salía al bosque casi todos los días, al menos un par de horas.
 Cada semana, llamaba desde la cabina a España. Siempre llamadas muy cortas
En unos días, partirían hacia el norte, tenían que encontrarse con Wiese y Helmut
Ciertamente, para Lluís, fueron los dos meses más felices e intensos de su joven vida. Poco podía imaginar que lo que él pensaba iba a ser eterno, junto a Sabine, acabaría como acabó…
La puerta se abrió abruptamente. Apareció Sabine con la cara demudada por la preocupación.
—Hemos de irnos de inmediato. Saben que estamos aquí.
Casi sin darle tiempo a reaccionar, urgió a su novio a que recogiese todo cuanto de comprometido pudiera haber en la cabaña. Solo lo estrictamente necesario, —dijo—. “Hay que salir ya”.
Sabine llevaba ya varios días tratando de contactar con Inga. No contestaba a su teléfono y los de la agencia de publicidad, le informaron que no había acudido al trabajo, ni respondía al teléfono. "No sé, puede que hayan pinchado los teléfonos y, aunque siempre llamo desde una cabina pública de Innsbruck, hayan sacado conclusiones. No podemos arriesgarnos más. Vayámonos."


* La Lorenz SZ 40 y la SZ 42 (Schlüsselzusatz, que significa “cifrado adjunto o, literalmente, llave adjunta”) eran máquinas alemanas de cifrado utilizadas durante la Segunda Guerra Mundial en circuitos de teletipo. Criptógrafos británicos, que se refirieron al tráfico alemán de datos de teletipo cifrados como “Fish”, denominaron al aparato y su tráfico como “Tunny” (Atunes, Atún). Mientras la bien conocida Enigma fue usada generalmente por unidades de combate, la Máquina de Lorenz fue usada para comunicaciones de alto nivel. El Ingenio en sí tenía unas medidas de 51cm × 46cm × 46cm, y funcionó como dispositivo adjunto a las máquinas de teletipo de Lorenz estándares. Los mecanismos implementaban un cifrado de flujo.

Alguien aporreaba insistentemente la puerta de la cabaña. Quedaron paralizados Por un segundo, pensaron que todo había terminado.
Frederik Kupfer, hijo de Gisela, la cuidadora de la casa voceó para que le abriesen. Entró y cerró la puerta.
Lluís: ¡Friedl! ¡¡Qué susto nos has dado, coño!!
—Tenéis que salir de aquí. Mirando con preocupación a Sabine, dijo:
"Como sabes, trabajo desde hace años en el Ayuntamiento, en la oficina de Turismo Local. Esta mañana, casualmente he atendido una llamada un tanto extraña de alguien que decía estar interesado en alquilar esta cabaña. Que le habían informado que estaba libre y que si pertenecía a una empresa llamada Hubber GMBH.
Me sorprendió que nombrasen esa empresa. Pocas personas saben que tu padre, para evitar que le localicen cuando viene a descansar y a esquiar, compró la cabaña a nombre de la Hubber y… menos gente aún saben que Hubber es filial de BAYER.
»Me he hecho el tonto, les he dicho que la cabaña no la teníamos registrada como disponible, les he ofrecido otras posibilidades y… me han colgado. »Está claro que querían sonsacarme algo que ya debían saber: La relación de Hubber con la Bayer y de la Bayer con tu padre.
»Quien quiera que sea, sospecha que estáis aquí”.
Lo que Frederik les acababa de contar, junto con la desaparición de Inga, indicaba que los responsables de la secreta organización NEUESTROJANPFERDES, estaban haciendo su trabajo y… de qué modo. Tenían que moverse y rápido. Pusieron su escaso equipaje en el maletero del Taunus, pero…

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