sábado, 26 de marzo de 2011

España: Reino de la Corrupción Parte II


Durante los últimos treinta (lo de antes no vale: Estábamos bajo una dictadura y ya se sabe: “con Franco se vivía mejor” Eso si no te fusilaban o te daban garrote) años, si la memoria no me falla, hemos podido constatar que… (En contra del título de un popular serial radiofónico de los años 50) el criminal sí gana y muchas veces, por cierto.
En el mundo de la política, los negocios, la industria, etc., han medrado los trepas, los oportunistas, los que se ciscan en la ética y en esos valores a los que refería al principio de estas notas. Resulta que, aquel que roba, expolia, traiciona a sus correligionarios, conmilitones, jefes, subordinados, colegas e incluso amigos, si llega a buen fin y se hace con una posición social y económica, en poco tiempo deja de ser ladrón, expoliador, traidor... y pasa a ser un: Líder empresarial, un lince para los negocios, un tío muy inteligente, un Ideólogo del Partido o un tiburón de la bolsa. No creí necesario escribir aquí los nombres que, seguro os vienen a la cabeza, pero no me puedo resistir: Blasco, Conde, Ruiz Mateos, El Dioni, Pepe el del Popular y otros tantos "héroes" que no puedo ni quiero recordar.
Cada mañana, al enfrentarme a los titulares de prensa, tanto escrita como digital, a través de las redes sociales o el correo que recibo, he de hacer verdaderos esfuerzos para dejar de pensar en huir de este país en el que me ha tocado vivir. Son tantas las cosas negativas que, por mucho que lo piense, no me compensan los tópicos del clima, la “gente abierta”, la comida y todo lo que dicen los turistas que nos visitan. Sin embargo, me niego a resignarme, me niego a dejar de luchar  para conseguir una sociedad mejor, más justa, que respete al individuo, que lleguemos a tener un gobierno que defienda al ciudadano del depredador neoliberalismo económico dispuesto a todo, a apropiarse de todo cuanto, a lo largo del siglo XX, la clase trabajadora consiguió con tanta sangre y esfuerzos.
Los sucesivos gobiernos de la nación, han ido cediendo legislatura tras legislatura, extensas parcelas de poder, económico e incluso político, a las grandes corporaciones y, especialmente a la todopoderosa banca. Sería harto difícil incluir en este artículo la  lista de todos los derechos hurtados y de las leyes que la banca y las grandes empresas de distribución de servicios han moldeado (y los gobiernos aprobado) en pro de incrementar ilimitadamente sus beneficios. Pondré solamente unos pocos ejemplos: Ley Hipotecaria: Una pesadilla para los incautos y resignados ciudadanos que osan contratar una. Todas las ventajas para el banco. Se empezó con trampas y muy mal para el hipotecado. Sabido es que, mientras no se haya pagado el último de los plazos, la propiedad sobre el bien hipotecado reside en el banco que “otorga” (la semántica ya es perversa y maniquea) la hipoteca. Pues bien, la banca tergiversó ese incuestionable hecho y consiguió que los legisladores legislaran a su favor y por ende en contra del ciudadano. Me explico. La ley exige al ciudadano que contrate un seguro “de incendios” para la vivienda que se pretende adquirir, poniendo como beneficiario al banco que presta el dinero. Esto se hace para que, en caso de siniestro, la compañía de seguros pague los daños al banco y no a quien reside en el piso hipotecado. No vaya a ser que el tomador de la póliza se fugue con el dinero de la indemnización y deje al banco en la estacada, con un piso (propiedad del banco) destruido y con la hipoteca sin cobrar del todo. En resumen, la ley obliga al que contrata una hipoteca a contratar y pagar una póliza para “proteger” la propiedad del banco¡¡¡ De la “obligatoriedad” de contratar otras (la mayoría innecesarias) pólizas (o no “te damos” el dinero) ya hablaré otro día, largo y tendido. Por hoy ya me he calentado bastante

Lluis Asunción

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