martes, 13 de septiembre de 2011

CAUSAS DE LA CRISIS ECONÓMICA QUE AFECTA A ESPAÑA (Y A LA C. VALENCIANA)

Estamos ante una crisis económica y financiera que afecta a la globalidad de los países desarrollados y a los que están en vías de desarrollo (el resto de países están en crisis permanente ).
La crisis, es eminentemente financiera, porque tiene su origen en la falta de liquidez, en la falta de capitales para financiar las transacciones comerciales o la compra de bienes y servicios que no se pueden pagar al contado, que se han de pagar a crédito.
La falta de liquidez sobreviene a causa de una época de bonanza económica que se finaliza con una enorme deuda familiar, puesto que los recursos disponibles se han empleado en pagar un exceso de compras de bienes y servicios, no del todo necesarios, encarecidos artificialmente por operaciones especulativas, que han propiciado el beneficio de unos pocos y la enorme y consecuente acumulación de capitales.
En España, teniendo un elevado nivel de desarrollo, la crisis tiene una doble causa: por un lado la que afecta a la globalidad, con la consecuente caída del turismo internacional y de las exportaciones, dos factores fundamentales en nuestro PIB; y, por otro lado,  la brutal dependencia de la construcción, que representa el 16 % del PIB, que se viene abajo hasta alcanzar niveles de bastantes décadas atrás. En este sector de la actividad económica hay que considerar dos causas fundamentales del desastre financiero. En primer lugar la repercusión que los precios del suelo urbanizable alcanzan en el mercado, precios que, fruto de la salvaje especulación y el abultado fraude fiscal que genera, repercuten enormemente en el valor final de una de las necesidades mayores de la ciudadanía: la vivienda. En primer lugar por el encarecimiento artificial, que bascula negativamente sobre las rentas de trabajo de quienes los adquieren, suponiendo un impuesto revolucionario añadido sin ningún beneficio social , y en segundo lugar del enorme fraude a la Hacienda pública (Hacienda somos todos) que representa la evasión fiscal en ambos casos.
Siendo el sector mal llamado del ladrillo el que mayor masa monetaria ha movido durante los años del boom de la construcción, es el que mayor número de puestos de trabajo, directos o indirectos ha  destruido.
El enorme y artificial desarrollo que la construcción ha tenido en España se debe a que el Partido Popular, junto a los aliados circunstanciales del momento  (CiU y PNV ) aprobó en 1998 una ley del suelo que elimino todo el suelo programable, convirtiéndolo en programado; es decir que liberó una enorme extensión de suelo convirtiéndolo en edificable. Con esta liberación se dio rienda suelta a una especulación galopante que tuvo como consecuencia el desaforado aumento del valor del suelo.
Según el BBVA, entre 1997 y 2007, la vivienda se encareció en España un 288 %, asegurando que en este incremento al valor del suelo hay que imputarle el 84 %; el otro 16% es el que corresponde al resto de la actividad: costes de producción, costes de comercialización y beneficios empresariales.
Entre 1990 y 2008 el valor de las viviendas creció a una tasa anual del 8% mientras que el  IPC sólo alcanzó una tasa del 3.8 % (lo que se supone que rebasaba con mucho a los salarios). El incremento del valor del suelo durante este periodo creció al 25.2 % de media anual, lo que tuvo como consecuencia que en diez años el valor del suelo de uso residencial se ha multiplicado por 7.5.
Este incremento de los precios ha sido generalizado en toda España, pero especialmente doloso en la Comunidad de Madrid y en la costa mediterránea, especialmente la Comunidad Valenciana, donde geográficamente ha habido una mayor incidencia en la destrucción de los puestos de trabajo.
Por último, y también con datos del BBVA, mientras en el 1998 se necesitaban 5 años de sueldo para pagar una vivienda de 90 m2, en 2007 eran necesarios 12 años.
Todo  cuanto en estos años ha gravitado sobre nuestras rentas de trabajo (mermándolas descaradamente en beneficio de especuladores, políticos corruptos y demás ralea gürteliana) son, a mi parecer, impuestos revolucionarios muy gravosos, que han servido para que algunos sinvergüenzas sin escrúpulos medren a la salud de centenares de miles de trabajadores. Ahí si hemos estado pagando unos impuestos especiales muy elevados que han drenado enormes cantidades de dinero del flujo del consumo, provocando caídas de la demanda que han llevado al cierre de infinidad de empresas y comercios, trayendo como perversa consecuencia el enorme desempleo que nos aplasta.
Pero estos impuestos que hemos ido pagando no han ido a parar a las arcas públicas de  Hacienda (la que somos todos) para sufragar servicios públicos, carreteras, hospitales colegios, fondos de reserva para el desempleo, para atender las necesidades de los más débiles, sino a manos de gente sin escrúpulos. Estos impuestos han ido a nutrir fondos dedicados a  la usura especulativa, aumentar la explotación de las clases medias y bajas al sepultarlas bajo losas hipotecarias de muy difícil y larga liquidación
En cambio el señor Rajoy sólo se preocupa de los impuestos que el gobierno quiere recaudar para el año próximo que no tienen más fin que paliar la catástrofe que ha significado para muchas familias, en particular, y para España en general la brutal crisis financiera a la que nos han abocado los manejos especulativos de unos pocos desaprensivos.
Rafael Asunción

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